El bosque
Bosque, comunidad vegetal, predominantemente
de árboles u otra vegetación leñosa, que ocupa una gran extensión de tierra. En
su estado natural, el bosque permanece en unas condiciones autorreguladas
durante un largo periodo de tiempo. El clima, el suelo y la topografía de la
región determinan los árboles característicos del bosque. En su entorno local,
los árboles dominantes están asociados con ciertas hierbas y arbustos. Tanto
las plantas altas y grandes como la vegetación baja, que afecta a la
composición del suelo, influyen en el tipo de vegetación que se da en el
sotobosque. Alteraciones como los incendios forestales o la tala de árboles por
parte de la industria maderera, pueden cambiar el tipo de bosque. Si no se dan
estas circunstancias, el desarrollo ecológico puede llevar a la comunidad
vegetal a su clímax. En la actualidad, se están llevando a cabo programas para
la gestión forestal apropiados, con el fin de mantener y proteger determinados
tipos de bosques.
Función de los bosques
Los bosques proporcionan un hábitat a una amplia variedad de plantas y animales y cumplen otras muchas funciones que afectan a los seres humanos. La fotosíntesis es el proceso químico mediante el cual las hojas usan la luz del sol y el dióxido de carbono para producir azúcares que proporcionan energía al árbol o a la planta; durante el proceso, el follaje de las plantas y los árboles liberan oxígeno, necesario para la respiración. Los bosques también impiden la erosión, el desgaste del suelo por el viento y la lluvia. En parajes desnudos con poca o ninguna vegetación, las fuertes lluvias que caen sobre grandes áreas pueden arrastrar el suelo hasta ríos y arroyos, provocando corrimientos de tierra e inundaciones. En áreas boscosas la bóveda de hojas (la copa de los árboles) intercepta y redistribuye gradualmente la precipitación, que de otro modo podría causar inundaciones y erosión –una parte de la precipitación fluye por la corteza de los troncos; el resto se filtra a través de las ramas y el follaje. Esa distribución más lenta y poco uniforme de la lluvia asegura que el suelo y el agua no sean arrastrados de forma inmediata. Además, las raíces de los árboles y las otras plantas sujetan el suelo e impiden inundaciones y el enturbamiento de ríos y arroyos. Los bosques también pueden aumentar la capacidad de la tierra para capturar y almacenar reservas de agua. La bóveda de hojas es especialmente eficiente para capturar agua procedente de la niebla -vapor de agua condensado, en forma de nube- que distribuye, como precipitación, en la vegetación y el suelo. El agua almacenada en las raíces de los árboles, los troncos, los tallos, el follaje y el suelo del terreno forestal, permite a los bosques mantener un flujo constante de agua en ríos y arroyos en tiempos de fuertes precipitaciones o sequías.
Los bosques de coníferas del norte
de Eurasia y de América del Norte forman un cinturón en las regiones subárticas
y alpinas del hemisferio norte. Es el bosque típico boreal, que limita con una
formación semejante aunque más clara y abierta, la taiga, que da paso a la
tundra. Piceas y abetos son las especies características de estos bosques
septentrionales; el pino, el alerce, y la tsuga dominan hacia el sur, cuando
las condiciones climáticas se tornan más benignas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario